Quienes confiamos en nuestro instinto, y por lo general éste nos hace ver más allá de lo evidente (con o sin «Espada del Augurio») solemos ser tachados de excéntricos.
Quienes nos aferramos a nuestras propias convicciones, sean éstas «de vanguardia» o «pasadas de época», solemos ser calificados de «locos» o «desfasados», respectivamente.
Por lo general, solemos tener muy contados amigos y nos cuesta encajar a nuestra medida los estándares vigentes.
Llevamos momentos duros, cierto. Sin embargo, es más frecuente volver a erguirnos según nuestra auténtica voz las veces que sean necesarias, porque somos fieles y honestos a nosotros mismos.
Period.
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